Aquiles
Las declaraciones de Manolo García en Los Burros son la prueba de la precaria situación económica que pasaron en aquella etapa. Para mi, son las declaraciones más humanas y más jugosas de toda la hemeroteca. Estas son las declaraciones de un cantante con ganas de comerse el mundo y ver frustrados sus proyectos y sueños continuamente. Y no rendirse. No perder la constancia. Nunca un cantante ha luchado tan duro para llegar donde está. No había luchado para luego abandonar. Para hacerse un hueco hasta ver reconocida su obra, su historia. Los Burros solo vendieron la irrisoria cantidad de 2.500 copias de la época, y a pesar de que se hacían hueco entre los grupos del panorama nacional y las críticas eran buenísimas, los miembros del grupo pasaron hambre; y los músicos, que se iban y venían y se volvían a ir, tuvieron que ejercer otros oficios. Manolo García, padre por primera vez, sabía que tenía que pegar duro, y ahora más que nunca, para poder labrarse un futuro cerca de los treinta . Rebuznos de Amor bastaba como prueba de su fogonazo musical, de su vanguardista visión del mundo, de su coherencia y locura. Para darle un mundo a los suyos y hacer de su mundo surrealista su oficio y buen hacer. Manolo y Quimi tiraron de aquel carro como bien pudieron. Y cada paso andado fue vital para su proyecto de futuro. Decisivos para conseguir sus sueños. Componer, cantar en directo, tener libertad para crear. Aquellas palabras de 1983 y 1984 que son reflejo de la impotencia y la pobreza, son hoy las palabras proféticas del cantante de un verdadero grupo maldito, que no triunfó. Y que hoy brilla con tanta intensidad como si lo estuviésemos viviendo.
El Navegante Atribulado
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